Una vez se firme el fin del conflicto armado, la hoja de ruta
busca fortalecer y transformar la institución para responder a las amenazas y
necesidades del país.
“Lograr el fin del conflicto entre las Farc y el Estado colombiano
es muy importante, es un punto de inflexión significativo para el país y para
las Fuerzas Militares, pero eso no significa que todo se terminó y que, al otro
día de haber firmado el acuerdo, ya no vamos a tener ningún problema”.
Estas palabras del general Juan Pablo Rodríguez Barragán,
comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, resumen la razón por la cual
desde el 2012 la cúpula de esta “empresa”, que según el alto oficial es la más
grande del país, comenzó a contemplar un cambio radical en su quehacer diario,
que involucra por igual a soldados y oficiales en el Ejército, la Armada, la
Fuerza Aérea y hasta la Policía.
Este nuevo proceso, cuyo objeto principal es la
transformación y la modernización de las Fuerzas Militares y que contempla unas
metas a 14 años, recibió el nombre de Plan Estratégico Militar 2030 y busca
‘cambiarle el chip’ a la tropa, darle la bienvenida a una nueva doctrina y
mantener su capacidad operativa, de la mano de tecnología de última generación.
El Plan 2030, de acuerdo con el alto oficial, además reafirma
que el tránsito de un país inmerso en un conflicto armado por más de 50 años a
un país próximo a terminarlo e iniciar la construcción de una paz estable y
duradera requiere de una nueva mentalidad y capacidades de sus Fuerzas
Militares.
“Las Fuerzas Militares no se van a acabar o a reducir, ni el
país va a perder a sus soldados, porque el narcotráfico, las bandas criminales y
la minería ilegal siguen presentes en algunas zonas del territorio colombiano, sin
desconocer además que hay fronteras por vigilar”, dice el general Rodríguez, para
quien estas son las amenazas persistentes.
La nueva estrategia incluso pretende que los hombres del
Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía piensen, hablen y actúen para
la paz, como una sola fuerza púrpura, un concepto que nace de la mezcla de los
tres colores de sus uniformes (verde, negro y azul) y de la necesidad de unir
esfuerzos para lograr objetivos comunes.
“Este ya no es el momento de pelear y pelear, es el momento
de pensar y pensar”, dice el mayor general Gonzalo Cárdenas Mahecha, jefe de
Planeación Estratégica del Comando General de las Fuerzas Armadas y quien
colaboró en la elaboración de dicho plan.
Según el general Cárdenas, fueron seis meses de duro trabajo
para concluir que, de ahora en adelante, se actuará de una manera conjunta,
coordinada e interagencial en las Fuerzas Militares, para recibir el posacuerdo
(como dentro de la institución castrense denominan la etapa que sigue al fin
del conflicto armado interno) y al mismo tiempo hacerle frente a la
multicriminalidad existente.
Un reto más grande que la guerra “Transformarse significa fortalecerse”,
advierte el general Rodríguez, antes de explicar que el Plan 2030 permitirá que
las Fuerzas Militares sigan siendo “ese modelo exitoso, referente para los
demás países del mundo, que ha defendido el Estado de derecho por más de cinco
décadas (de conflicto con las guerrillas) y ha generado situaciones de progreso
y prosperidad para el país”.
¿Cómo? De acuerdo con el plan estratégico, esto se logra
fortaleciendo las capacidades militares para el cumplimiento de la misión constitucional,
direccionando el talento por competencias, estableciendo un modelo de educación
militar y una doctrina conjunta coordinada e interagencial, y afianzando su
cultura organizacional.
Igualmente, el Plan 2030 –explica el general Cárdenas–
contempla mantener una organización robusta, sencilla, flexible, moderna, viable
y efectiva, al tiempo que fortalece el proceso de estandarización y cooperación
internacional, contribuye al desarrollo de la Nación y busca transformar tecnológicamente
las Fuerzas Militares.
“Hacia el futuro, con el posacuerdo vamos a construir una
paz estable y duradera. Las Fuerzas Militares tendrán retos y desafíos, como
estabilizar las áreas que fueron parte del conflicto y consolidar el esfuerzo (en
15 zonas ya identificadas) conjunto para generar condiciones de paz”, asegura
el general Juan Pablo Rodríguez.
La hoja de ruta El Plan Estratégico Militar para los
próximos 14 años mantiene una hoja de ruta con criterios claros, entre los
cuales están anticiparse a las amenazas, la defensa preventiva con una reacción
inmediata, veloz y precisa, y un respaldo jurídico y presupuestal (ver
gráfica).
“Lo más importante no es ganar la guerra, es consolidar el
esfuerzo militar porque, de lo contrario, se puede perder. Tenemos un plan que,
obviamente, tiene una hoja de ruta y unos objetivos generales sobre los cuales
tendrá que trabajarse y generarse unas metas, y estas, a su vez, requieren recursos,
responsables y plazos para cumplir, al igual que resultados finales”, insiste
el general.
Según el alto oficial, se aspira a que para el 2018 las condiciones
de seguridad se hayan incrementado de manera significativa, por ser un proceso
continuo; para el 2022, que haya óptimas condiciones de seguridad; para el 2024
se propone haber logrado que esas 15 áreas de mayor influencia de los grupos
insurgentes tengan mejores condiciones de seguridad y desarrollo, con una paz
estable y duradera, proyectos productivos y mejor nivel de vida.
Y a que para el 2026, de mantenerse esas metas, se tengan
mejores condiciones de vida e índices de seguridad especiales, y ser referentes
regionales e internacionales del posacuerdo.
Fuente: Publicado en www.eltiempo.com